Originario de Malasia, el rambután, en la actualidad se cultiva en algunas de las zonas de la India, Thailandia, Indonesia, Costa Rica, Ecuador y Australia. Las variedades más comercializadas son: See Matjan, Seelengkeng y See Konto.
Forma: Es muy pequeño, ovalado, se asemeja a un erizo debido a su piel llena de pelos ondulados y erguidos cuando está recién recolectado o marchitos o ennegrecidos unos días tras su cosecha. En su interior tiene una pepita dura.
Se recomienda mantenerlos dentro de bolsas de plástico agujereado para evitar su deterioro. Bajo estas condiciones se pueden conservar almacenados hasta un tiempo máximo de un mes.
Para su consumo se han de dejar a temperatura ambiente hasta que alcancen el punto de sazón. Asimismo, se pueden guardar en la nevera durante unos días protegidos con papel film o congelar, y de este modo, se mantienen en buenas condiciones durante meses.
El agua es su componente mayoritario. Es rico en hidratos de carbono, por lo que su valor calórico es elevado. En lo que se refiere a otros nutrientes, destaca su contenido de vitamina C, aportando también en menor proporción otras vitaminas hidrosolubles del complejo B, entre ellas el ácido fólico. Abunda el potasio y en menor cantidad están presentes otros minerales tales como el magnesio. Así mismo contiene fibra, que mejora el tránsito intestinal. La vitamina C interviene en la formación de colágeno, huesos y dientes, glóbulos rojos y favorece la absorción del hierro de los alimentos y la resistencia a las infecciones. El potasio es necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso, para la actividad muscular normal e interviene en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula.
Una propuesta más para un postre exótico y sano.